Releer “En el camino” (On the Road) de Jack Kerouac ha sido una auténtica gozada. Me ha llevado por unos días a la América profunda a través de los viajes por todo el país, las idas y venidas desde N.York a San Francisco y el paso por muchos de los estados de América tan distintos y desiguales.
Una irreverente crónica de un grupo de jóvenes que a lo largo de finales de los cuarenta y principios de los cincuenta va narrando recorridos y peripecias sin sentido, sin compromisos ni obligaciones, desconcertantemente asombrosa, excesiva y envidiable al mismo tiempo.
Es un relato que retrata la filosofía y modo existencial que engendró la generación beat, la forma de entender la vida donde tan solo prima el valor de la amistad, la falta de lógica y compromiso, envuelta en sexo, droga, jazz (mucho jazz), clásicos coches de la década, angustia existencial, soledad, y miles de kilómetros de carretera que los traslada y arrastra a través de todo Estados Unidos y México, un país que a principios de los cincuenta les resulta alucinante.
Al mismo tiempo es una descripción social que desmonta el sueño americano tan expuesto en aquella época, y muestra las desigualdades, la pobreza, el desencanto y el abandono familiar de una sociedad donde solo se valora el éxito y el dólar.
Una obra sin términos medios, o te gusta, o la dejas de lado, que me cuesta recomendar, aunque desde luego yo he disfrutado muchísimo volviéndola a leer.
Mapa de los recorridos descritos en la novela.