Es mucho lo que todavía queda de verano, ya lo sé, sobre todo lo sabemos los que vivimos en Dénia. Ni oficialmente ni meteorológicamente ha llegado a su fin, pero para mi el comienzo del final ha sido la marcha de Dani que en estos momentos está ya en Rosario (Argentina) disfrutando de un par de semanas junto con su padre Manu y sus abuelos paternos.
Ha sido éste un verano intenso. La llegada de Dani el cuatro de julio fue el comienzo de siete semanas llenas de actividades puramente veraniegas junto con su hermano Pau, con sus primas Eva, Blanca, Anita y Altea, y su primos Enrique y Johan; en fin, un verano “a full” en argot argentino.
Hemos buceado, nadado en piscina y en mar abierto, hemos hecho pequeñas marchas ciclistas, han compartido el i Pad, han reñido, se han peleado y vuelto hacer las paces infinidad de veces y se han sentido encantados con su pequeña gata “Bimba” con la que han jugado en los intermedios de tanta actividad.
Un verano de esos que quedan en la memoria y al que dedico esta entrada y la selección de fotos que la acompaña. En un poco más de una semana regresarán a las clases y en lo que nos parecerá un suspiro volveremos al final de curso.
En Junio era la nostalgia de los fines de curso y ahora vuelo a lo mismo, la melancolía que me produce este final de la fiesta veraniega y el efecto demoledor de comprobar a estas alturas de mi vida que el tiempo ya no solo pasa, sino que vuela, pero me consuela la felicidad de compartir y disfrutar tantos momentos con mis queridos nietos y nietas.
Buen resumen fotográfico.
Estos niños son muy afortunados por poder disfrutar de los veranos en Denia, todos juntos y con vosotros.
Durante Julio veía un montón de niños y de padres en Barcelona, aburridos y hartos de pasear Rambla arriba y abajo y no paraba de pensar la suerte que tenía Dani y el resto de la banda de estar aquí en lugar de allí.
Para mí también será un verano inolvidable por muchos motivos y a pesar del calorazo que hace mientras escribo esto, lo escharé de menos cuando termine definitivamente. Mientras tanto, a disfrutar de lo que queda.
Precioso. A mí también me producen mucha melancolía los cambios de etapa, y el verano especialmente siempre lo espero con mucha ilusión y lo despido con una mezcla de alegría y de añoranza. Me encanta ver como cambia la luz de Agosto a la Septiembre y sus playas brillan más.
El tiempo como tu dices vuela, y nosotros con él, y sentir eso siempre me emociona. Un beso.