Ha sido un año lleno de recuerdos y reflexiones en este cincuenta aniversario del año 1968, que resultó tan importante en mi vida. La edición del álbum blanco marcó casi la despedida de los Beatles y el comienzo de sus carreras en solitario, algo que en aquel momento nos pareció una tragedia.
Como todos, he envejecido un año más, pero la verdadera felicidad la podemos encontrar en las cosas simples y en no pedir más de lo necesario. La memoria nos traerá aromas, caricias en la cabeza de nuestros nietos, sabores de la cocina casera y recuerdos de años de felicidad compartida con nuestra pareja, amigos e hijos. Esos recuerdos, sin duda, nos harán derramar lágrimas nostálgicas por un pasado que no volverá.
Cada uno ha tenido sus momentos buenos en este año 2018. Para mí, han sido suficientes: una película como “Cold War”, una exposición fotográfica en el Palau Robert de Barcelona, agradables sobremesas, la lectura de “4, 3, 2, 1” de Paul Auster, el azul del Mediterráneo una vez más, la cercanía de la familia, los encuentros con mis amigos del Fotoclub y la esperanza de que los resultados de mis análisis médicos tengan un buen desenlace con la ayuda de la suerte y la medicina.
Ahora, la felicidad reside en esas pequeñas cosas, las cuales no son insignificantes, pero cada vez les doy más valor. ¡Feliz 2019 y que Dani continúe progresando adecuadamente con la ayuda de la tecnología!